martes, 26 de abril de 2011

Relatos de una amante

La noche recién empieza y aun recordando la apasionante sensación que se siente al besarla y llegar juntas al éxtasis, prendo un cigarrillo, eso le dara mas emoción a esta noche. 
Hubo un tiempo en mi vida en que tenia en mi mente a una sola mujer, el tiempo paso a lado de ella, y nose que paso. En que momento cambie, no lo se. Cambie de hacer el amor a tener sexo, su atracción me atrapo, la manera en que me envuelve es como una droga que no puedes dejar de consumir, su aliento tan embriagador y sus besos tan excitantes. No sabia en realidad en que me estaba metiendo cuando por primera vez acepte salir con ella, pasamos de simples conocidas a apasionantes amantes. Desde ese justo momento mi mente cambio, mi insaciable sed de tenerla me transformo en una persona incapaz de mantenerme estable. Llego un momento en que no solo tenia deseos por ella, mi amante, sino también por otras mujeres, mi mundo tan simple se convirtió en un laberinto y por más que trataba de escapar, siempre terminaba donde empecé a perderme. Camino maldito de la perdición de mis sentidos, siempre volvía a envolverme en ella, ese maldito laberinto me llevaba a experimentar cosas que me llegaban a gustar, el placer de lo prohibido, placer que no se compara con cualquier otra cosa; desear a alguien y a la vez ser deseada por ella, un veneno mortal pero a la vez embriagador, un  circulo vicioso.
Mis labios descontrolados se deslizan por sus senos, mis manos perdidas en su piel recorren su espalda, su aliento acelerado no me deja parar. Llegando a su ombligo en mis manos la siento temblar, su piel se estremece al sentir mis labios rozando, su cintura tan perfecta tan difícil de controlar, tanta fuerza, tanta pasión...

Carmen: Soñe que me engañabas...

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